Un ataque israelí mata al menos a 19 palestinos en una zona humanitaria de Gaza
Las tropas de ocupación sostienen que los objetivos eran
“terroristas” de Hamás que se ocultaban entre civiles en un campamento de
desplazados por la guerra
Hace menos de una semana, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu,
describía desde un atril en Jerusalén, durante su última rueda de prensa, una
guerra que poco tiene que ver con la que se desarrolla sobre el terreno. La
supuesta operación quirúrgica de sus hombres que, según él, apenas deja víctimas
civiles en el sur de Gaza se topa de bruces de manera cotidiana con una realidad
que se cuenta cada día en decenas de vidas perdidas. En la noche del lunes, las
tropas de ocupación israelíes han vuelto a atacar una zona designada por ellas
mismas como humanitaria en el área de Al Mawasi, en la ciudad de Jan Yunis, en
el extremo meridional de la Franja. Hamás calculó en un principio que se habían
producido 40 muertos y 60 heridos; los portavoces castrenses israelíes tildaron
ese balance de exagerado. Posteriormente, los servicios de emergencia informaron
de la llegada de 19 cadáveres a los centros sanitarios, aunque algunas víctimas
seguían desaparecidas. Como es habitual, el Estado judío justifica el bombardeo
por la presencia de “terroristas” de ese grupo fundamentalista palestino, a los
que acusa de camuflarse entre la población civil.
“Estos terroristas estuvieron directamente involucrados en la ejecución de la
masacre del 7 de octubre” y, además, han estado operando recientemente para
llevar a cabo actos de “terrorismo”, señala el ejército en una frase convertida
ya en mantra justificativo cada vez que tiene lugar una matanza de civiles
palestinos en el enclave mediterráneo. Este mismo patrón de conducta de los
militares se viene repitiendo a lo largo de los más de 11 meses de contienda
transcurridos desde ese 7 de octubre, sin importar que el derecho internacional
humanitario considere ilegal golpear asentamientos civiles incluso aunque el
objetivo sea el de acabar con las capacidades militares de Hamás.
Para su ofensiva en Gaza, Israel emplea herramientas y tecnología digital que
se ha demostrado que fallan, según se ha denunciado a lo largo de la guerra,
algo que ha vuelto a poner sobre la mesa este martes Human Rights Watch (HRW).
“El uso de tecnologías de vigilancia, inteligencia artificial (IA) y otras
herramientas digitales por parte del ejército israelí” en la Franja “puede estar
aumentando el riesgo de daños a la población civil”, ha explicado esta
organización humanitaria ahondando en que, además, “plantean graves
preocupaciones éticas, legales y humanitarias”.
Entre los efectivos eliminados en esta última operación, Israel cita el
nombre de Samer Esmail Hader Abu-Daqa, al que consideran máximo responsable de
la “fuerza aérea” de Hamás. Habría muerto junto a otros mandos de la fuerza
enemiga. Mientras, los portavoces del grupo fundamentalista que gobierna en la
Franja apenas ofrecen detalles sobre el número total de efectivos que van
perdiendo y que Israel estima que son en torno a un tercio de los más de 40.000
gazatíes muertos desde que estalló la contienda, según datos de las autoridades
sanitarias.
Desenterrando víctimas con las manos Hamás, como en
ocasiones anteriores, niega la versión israelí. Se trata de “una mentira clara
que tiene como objetivo justificar estos horribles crímenes. La resistencia
[armada palestina] ha negado varias veces que alguno de sus miembros permanezca
entre las concentraciones de civiles o que utilice estos lugares con fines
militares”, ha señalado la organización a través de un comunicado. En su
explicación de la operación, los portavoces del ejército israelí aseguran que
previamente se tomaron medidas y se recopiló información para reducir la muerte
de civiles. Desde el lugar de los hechos llegan imágenes de ciudadanos
desenterrando víctimas con sus manos, así como un gran cráter en el
campamento.
Los aviones de combate israelíes dejaron caer sus bombas en la gran acampada
de Al Mawasi, ubicada en una zona costera al oeste de la ciudad de Jan Yunis,
segunda de Gaza, que acoge a decenas de miles de personas desplazadas desde
diferentes lugares a lo largo de la guerra. No es la primera vez que esa zona
considerada como refugio es bombardeada. En esta ocasión, según fuentes locales
citadas por la cadena Al Jazeera, una veintena de tiendas se vieron afectadas
por los cuatro proyectiles lanzados. No hay zona segura en toda la Franja para
la población a la que los militares van empujando de un lado para otro, aseguran
tanto Naciones Unidas como las organizaciones humanitarias desplazadas sobre el
terreno.
El jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, ha visitado este
lunes desde territorio egipcio la frontera sur de Gaza, donde ha denunciado, con
algunas explosiones de fondo, las “violaciones masivas de derechos humanos” que
comete Israel. Israel no figura finalmente en su gira por Oriente Próximo, por
lo que su viaje continuará en Líbano, después de que las autoridades del Estado
judío no hayan querido recibirlo.
Este ataque israelí ha tenido lugar poco después de que Naciones Unidas
denunciara que las tropas de ese país detuvieron “a punta de pistola” durante
ocho horas uno de sus convoyes con personal que participa en Gaza en la campaña
de vacunación contra la polio, según ha expresado el máximo jefe de la agencia
de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, a través
de su perfil de X (antes Twitter).
“Este importante incidente es el último de una serie de violaciones” que
incluyen “tiroteos” y “arrestos” de personal de la ONU por parte de militares
israelíes. Lazzarini detalla que estos incidentes suceden a pesar de que, con
antelación, se acuerda con el ejército israelí la misión que se está llevando a
cabo, así como la ruta. Israel justifica los hechos en que en la caravana iban
palestinos sospechosos a los que había que interrogar.
Investigación tras la muerte de la activista Este mismo
martes, el ejército de Israel ha admitido que es “muy probable” que uno de sus
militares matara de manera “indirecta” e “involuntaria” de un disparo el pasado
viernes a la activista turco-estadounidense de 26 años Aysenur Ezgi durante una
manifestación contra la ocupación de Cisjordania, según el resultado de una
investigación publicado este martes. “La investigación determinó que es muy
probable que fuera alcanzada indirecta e involuntariamente por disparos del
ejército que no estaban dirigidos contra ella, sino contra el principal
instigador de los disturbios”, señala un comunicado. El secretario de Estado de
EE UU, Antony Blinken, ha manifestado que el asesinato de Ezgi fue “no provocado
e injustificado”.
“El incidente tuvo lugar durante unos violentos disturbios en los que decenas
de sospechosos palestinos quemaron neumáticos y lanzaron piedras hacia las
fuerzas de seguridad” en el pueblo de Beita, al sur de Nablus, añade. Esa ciudad
acogió el lunes el funeral de la mujer, cuyo cuerpo iba cubierto con la bandera
palestina y el tradicional pañuelo negro y blanco (kefiya) en un cortejo en el
que participaron algunos responsables de la Autoridad Nacional Palestina
(ANP).
La primera versión que ofreció el ejército acusaba a Ezgi de lanzar piedras a
los militares, algo que fue descartado por los presentes y testigos en el
momento de los hechos en Beita, según relatos recogidos por EL PAÍS. Tanto la
familia de la voluntaria, que exige una investigación independiente, como la
organización con la que estaba sobre el terreno, la ONG Movimiento Internacional
de Solidaridad (ISM, según sus siglas en inglés) señalan como responsables a las
tropas de ocupación israelíes.